Proyecto Hombre asiste en su centro de día de Mieres a cuarenta personas, un 20% menos tras la alta demanda registrada en 2020
Proyecto Hombre cumple cuatro años en su actual ubicación, la Casa Duró en el barrio de La Villa. Al frente de la entidad en el Caudal se encuentra Andrés Morín junto con la terapeuta Beatriz Gutiérrez y la educadora Blanca Álvarez. Un equipo que sigue trabajando tras la excepcionalidad en la actividad que supuso la crisis sanitaria en 2020 y de la que se van recuperando «poco a poco». La presencialidad regresó al centro de día y, al cierre del ejercicio, son cuarenta los usuarios, lo que ha supuesto una diminución del 20% respecto al año anterior. El motivo principal es que tras el confinamiento de la población hubo muchas personas que se acercaron al centro en busca de apoyo. Pero hay otros, como la reducción de las derivaciones de la Unidad de Tratamiento de Toxicómanos (UTT) o, simplemente, personas que dejan de acudir. No obstante, el responsable se muestra satisfecho con la labor realizada en este último periodo. «No dejamos a nadie atrás».
Morín y su equipo hacen un análisis de la actual situación en el área sanitaria del Caudal en la que actúan y que comprende a los municipios de Mieres, Lena y Aller. Llama la atención, destacan, que el 40% de los usuarios sean mujeres, cuando antes lo tradicional era el 25%. «Las que acuden al centro tienen unos 60 años y problemas en el consumo de alcohol y tranquilizantes». Señalan que Proyecto Hombre ya trabaja en el tratamiento de las adicciones desde la perspectiva de género, ya que ellas acarrean otro tipo de problemas y situaciones que los hombres.
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